Rosa Boreal.

Los copos de nieve comenzaban a caer, desde su habitación podía observarlo perfectamente. Era un espectáculo hermoso, rara vez había presenciado esa escena en su academia a pesar de estar sobre una montaña, se había perdido en la belleza de las blancas esferas que caían una a una sin prisa. Cuando finalmente entro a la realidad observo el reloj colgado en la pared, 7:30.

-¡Oh, rayos!-gruño, olvido que debía verse con la instructora Kamiel a las siete en punto, si se presentaba seguro que estaría muerto antes de dar un paso dentro del aula pero de lo contrario esa mujer lo cazaría y torturaría en un “divertido” juego.

Corrió como nunca lo hizo hasta la azotea de la academia, allí lo esperaba esa tan peculiar mujer. ¡Vaya modo de iniciar su primer invierno en Llelem!

-Disculpe la tardanza-pidió en un susurro pero Aya no le respondió en lo mas mínimo- Debe estar planeando como asesinarme para que parezca un accidente-se imagino el chico.

-¿Ya terminaste? -preguntó Aya al otro joven albino que estaba como loco escribiendo tan rapido como su mano le permitía.

-Ya casi... -contestó Jullian, en su rostro se notaba la angustia de haber tenido que soportar a la instructura él solo, durante esos eternos 30 minutos en que Kite no llegaba.

-¡Termina ya! -miró a su esclavo estudiante y con un tono amenazador le advirtió -Acaba ahora mismo o serás la parte tracera del reno-

Jullian sólo pudo asentir sumiso a lo que Kamiel le habia dicho. Tras arreglar las cuentas con su primer alumno, era hora de que Aya se encargara de Kite.

Esa escena fue tan atemorizarte, no quería saber que le haría a él ahora. Pero había un detalle que le preocupo aun más.

-¿Parte trasera del reno?

-Bienvenido jovencito-sonreía con malicia- Es hora de que recibas tu castigo por llegar tarde-tonó con obvia malicia- La nieve puede ser un obstáculo para mis planes así que haz algo útil por una vez y saca toda la que puedas de dentro de las murallas en menos de media hora.

-¡Eso es imposible!-reacciono, estaba distraído porque pudo jurar que le falto el “malévolos” antes de planes.

-Si quieres usa el viento o algo ¡pero hazlo ya!.

-Aunque lo use ¡tardaría un tanto!, el área es enorme.

-Y luego recibirás otro castigo pero ese es se-cre-to-la cara de Kamiel lo decía todo: degustaba con placer el hacer esas cosas.

-¿Qué clase de inhumano castigo pretenderá darle? - dijo Jull en voz baja ante la intrigante forma de tratar al pobre alumno.

-¡TERMINASTE!
-S... S-Si -le entregó el escrito, cosa que Aya lo revisó con sumo detenimiento revisando cada palabra y signo.
-Bueno, ahora haz esto... -sacó otro monton de hojas y se las entregó -Terminalo antes de que tu compañero acabe con la nieve o si no... ya sabes donde vas a estar -

Desde que llegó esa mañana, Aya no habia dejado de hablar con ese tono de villana de cuentos y si algo sabía Jull era que a ella habia que hacerle caso de inmediato.

-Y esto es lo ultimo-suspiro lanzando una corriente de aire que elevo la nieve hasta estar del otro lado de la muralla, allí la dejo caer.

Termino, justo a tiempo para su buena suerte. Volvió al castillo y a la azotea preparado ya mentalmente sobre cualquier castigo que le hiciera pasar la instructora, pero de toda la academia ¿porque a ellos dos les toco tener que ayudar a esa mujer?

-He finalizado la tarea-anunció al llegar, un chorro de agua helada fue su recibimiento, Aya leía la nueva hoja escrita por Jullian que estaba peor que cuando lo vio ante- ¿Este es mi otro castigo?-comenzó a tiritar por el fío, hizo circular a su alrededor una corriente calida.

-No te emociones, eso ha si do por tardar cinco minutos en llegar. Tu otro castigo lo descubrirás en cualquier momento.

Aya le arrojó el trabajo a Jullian tras un claro gesto de desaprobación. Tomó un poco de aire y suspiró -No me queda otra -le dio una lista a Kite -Consigan todo lo que necesito -

Jull se acercó curioso para ver la lista, parecia que esta vez a Aya ya se le habían bajado los ímpetus de asesinarlos.

-Los primeros artículos los tiene Rei -explicó -¡Será mejor que se den prisa o su castigo no terminará hasta la próxima primavera! -

No se dijo más, lo único que alcanzo a ver Kamiel fue la estela creada por los copos al ser alzados por el viento que dejaron. Bajaron las escaleras hasta el sótano que servia igual como un hangar, abrieron la puerta con brusquedad para recibir el oscuro humo de una explosión en sus rostros.

-¿R-Rei?-pidió Kite entre su tos alejando el humo con ayuda del viento- ¿Estas…?

No dijo mas al ver como la mujer pelirroja sonreía con triunfo, a su lado estaba una gigantesca nave, aérea al parecer; entonces miro al par y de inmediato les propino su típico saludo: un abrazo con forma de llave al cuello seguido de la despeinada de cabello y finalmente un nuevo abrazo mas… “normal”.

-Este… Rei, Aya nos mando por algunas cosas y si no lo las llevamos a tiempo ella…
-¿Los castigara hasta la próxima estación?-atinó sin esfuerzo.
-Si.
-Esa mujer nunca cambiara, bueno, ¿qué necesitan?
-Veamos-el chico saco la hoja para mostrársela a su instructora- Esas son las cosas.
-¡Que de…!-cubrió su boca- ¿Es broma verdad? ¿Qué rayos planea hacer con todo eso?
-No lo se, Jullian ¿sabes algo?